sábado, 24 de enero de 2009

Organización... por favor... organización...

No basta con tener una buena idea, ni siguiera un buen proyecto, es necesario también, contar con un buen y suficiente equipo de profesionales, que dominen las técnicas de coordinación, dirección y diseño de propuestas y que tenga una implantación directa en los territorios. No se trata, de contar con equipos estancos, cerrados, sino con estructuras participativas, formadas y partícipes de los objetivos y evolución del proyecto que se está desarrollando. No debemos olvidar, que aprender haciendo, es un método que ha demostrado ser muy útil, por ello, es necesario que durante todos los procesos seamos especialmente rigurosos en el seguimiento, evaluación y adaptación permanente de las propuestas, de esta forma, generaremos dinámicas de formación permanente y actualización de conocimientos.

Nos encontramos en el mejor de los momentos de nuestra historia, Extremadura cuenta hoy, gracias a las políticas de la Junta de Extremadura, con recursos suficientes tanto de infraestructuras, como humanos, así como de experiencias en proyectos pilotos, para abordar cualquier propuesta que se pueda plantear por muy utópica que pudiera parecer en su diseño. Sin embargo, es importante destacar una realidad, que es una de nuestra mayor debilidad, la formación y capacitación de muchos profesionales de la mediación social, lo que sin lugar a dudas no sólo relentiza la ejecución de las distintas propuestas, sino que además de crear desmotivación en los propios trabajadores, los hace generar conversaciones negativas que señalan como culpables a los propios participantes o a la administración y que impiden el nacimiento de propuestas innovadoras y creativas.

En la mayoría de las ocasiones los puestos de mediadores, dinamizadores, animadores, interlocutores, etc, están ocupados por titulados de distintas especialidades que no tienen nada que ver con el trabajo que van a desarrollar y aun a pesar de que presentan un currículo vitae cargado de cursos de adaptación y reciclaje, su actualización y conocimiento de la realidad y las posibilidades que se les ofrece deja bastante que desear. Es por lo tanto necesario, el desarrollo de procesos formativos multidisciplinares, donde las habilidades sociales, la creatividad, el emprendimiento, el trabajo con grupos, las metodología de intervención social, entre otros, se integren configurando un mapa de herramientas que aporte respuestas.

Nadie tiene la menor duda, de que la formación es la mejor herramienta que se le puede dar a un pueblo, pero realmente se trata de suministrar contenidos y conceptos, para que sean memorizados y para que se conozcan, o se trata por el contrario, de generar por medio de ese conocimiento un cambio de aptitudes y actitudes en los individuos. Hasta ahora, el desarrollo de la inteligencia memorística, la lógica y matemática, tienen el protagonismo, frente a otras inteligencias, la emocional (estados de ánimos), la creativa, la reflexiva (conciencia de uno mismo), la social ( creación colectiva de materiales), que son las que más tarde el mediador va a necesitar para hacer frente a la multitud de problemas que se le van a presentar en su día a día. El mundo globalizado, la saturación de información, nos obliga a permanecer en un constante estado de alerta y cambiar nuestros métodos de intervención. Se hace necesario, el conocimiento de muchas disciplinas, para poder actuar en nuestro entorno y tal vez la más importante, sea el desarrollo de la capacidad creativa e imaginativa de la persona.

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